El Corredor Seco de Honduras es una zona de bosque tropical seco, ubicado en la zona sur y sur occidente del país, en esta región encontramos una pequeña comunidad llamada El Santuario, en la Aldea San Ramón Arriba, municipio de Choluteca, perteneciente al departamento con el mismo nombre. Es una comunidad con 86 familias, que no cuentan con servicios de comunicación (con una carretera de tierra en mal estado, en tiempos de lluvia quedan incomunicados y el único autobús que viaja a su comunidad, se dañó), son familias de escasos recursos, dependen de sus siembras para autoconsumo y para generar ingresos deben salir de la comunidad a otros lugares cercanos para solicitar empleo, a esto se suma que el verano se prolonga cada año y les ha tocado perder sus cosechas.
La comunidad cuenta con una fortaleza, están organizados bajo la figura de una Empresa de Servicios Múltiples Unidad Fe y Esperanza, mas conocida por sus siglas (ESMUFES), con emprendimiento y el deseo que sus pobladores cuenten con oportunidades de generar ingresos en la comunidad, han trabajado unidos, en equipo, con el apoyo de aliados estratégicos para garantizar sus medios de vida y seguridad alimentaria de sus familias.


La Asociación Coordinadora Indígena y Campesina de Agroforestería Comunitaria Centroamericana (ACIACFOC) en el marco del Programa Manejo Integrado de Recursos Naturales con Pueblos Indígenas en Centroamérica (PMRN) les apoya con el Subproyecto, Santuario: comunidad Hondureña con Practicas de producción bajas en carbono, financiado por la República Federal de Alemania a través de KFW, donde han logrado reforestar 50 Hectáreas con cultivo de marañón, 8 sistemas de cosecha de agua lluvia (reservorios), un sistema de riego por goteo en 2 hectáreas lo que les ha permitido la producción de diferentes hortalizas durante la época seca y asegurar el alimento para sus familias.
Honduras está atravesando la emergencia sanitaria ocasionada por La Pandemia COVID19, ante esta situación las autoridades nacionales han establecido el confinamiento domiciliario y toques de queda, para evitar la circulación de los pobladores esto ha ocasionado un incremento en el porcentaje de desempleo y una baja capacidad de generar ingresos que limitan a las familias a asegurar su alimentación y bienestar.
Ante esta situación se observa la fortaleza de la comunidad El Santuario, al contar con una infraestructura de producción adecuada de 8 reservorios, un sistema de riego por goteo en 2 hectáreas de terreno con diferentes cultivos hortícolas bajo la modalidad de fertirriego, los habitantes de la comunidad cuentan con productos como: Sandía, cebolla, frijol ejote, tomate, chile etc, además de contar con un aproximado de 10 Hectáreas de maíz sembradas actualmente, que se estarán cosechando a inicios de Agosto, lo que garantiza varios meses de alimento a las familias de la comunidad.
Actualmente han cumplido con las actividades programadas en el SubProyecto, quedando un remanente de fondos, el cual ha sido solicitado por la junta directiva de ESMUFES, para la compra de insumos y semillas, y así ampliar las áreas productivas, garantizando la seguridad alimentaria de las familias de cada uno de los socios de la Empresa y miembros de la comunidad.


Aprovechando la época lluviosa, proyectan establecer al menos 5 hectáreas de terreno con diferentes cultivos hortícolas entre ellos tomate, calabaza, pipián, remolacha, cebolla, también pequeñas parcelas de ajonjolí, maní o cacahuate y otras especies como el chipilín.
Es importante mencionar que durante la crisis que está viviendo el país por la pandemia COVID19 y cumpliendo con las medidas de seguridad establecidas por las autoridades nacionales, al no poder viajar a la ciudad más cercana que es Choluteca, han logrado abastecer a las familias de la comunidad con las hortalizas y vender a comunidades cercanas el producto con precios por debajo del mercado.
ESMUFES ha apoyado con raciones de alimentos a personas de la tercera edad y familias que cuentan con niños, como medida de solidaridad para que no falte el alimento en cada uno de los hogares de la comunidad que por años viene luchando unidas en cada esfuerzo que se desarrolla en su beneficio.
La Pandemia COVID – 19, ha demostrado la alta vulnerabilidad, en la seguridad alimentaria de las familias, pero también ha permitido fortalecer la unidad y el trabajo en equipo, quedando demostrado que las comunidades tienen capacidad de producción, pero necesitan un impulso económico para poder salir adelante