Usulután, El Salvador – Donde la naturaleza y la comunidad se entrelazan, la Bahía de Jiquilisco se ha convertido en un ejemplo de cómo la colaboración y el compromiso pueden impulsar la conservación ambiental. El pasado 6 de marzo, la Comunidad Isla Espíritu Santo, celebró su segunda Asamblea de Seguimiento en el marco del programa Comunidades Vivas, un esfuerzo que busca fortalecer la preservación del ecosistema local a través de un Plan de Conservación Comunitario.
La asamblea, realizada en las oficinas de la Asociación La Macahuita, reunió a líderes locales, representantes de iglesias, la Unidad de Salud, ADESCO y miembros del equipo de ACICAFOC. También estuvo presente Henning Peter, consultor del Banco de Desarrollo alemán KfW, quien expresó su admiración por el trabajo realizado y el espíritu de colaboración que caracteriza a esta comunidad.
“Entiendo que este proceso puede ser un poco tedioso debido a la cantidad de documentos, pero es una forma de garantizar que la inversión esté bien respaldada y sea sostenible“, afirmó Peter, durante su intervención. Sus palabras no solo motivaron a los presentes, sino que también reforzaron el compromiso de la comunidad con la protección de su entorno natural.
Ada Lemus, facilitadora comunitaria, destacó la importancia de un plan de conservación que refleje las necesidades y realidades de la comunidad. “Ya realizamos diversas actividades de preservación, especialmente en el bosque de manglar, que es nuestro principal patrimonio“, señaló Lemus. Su ponencia subrayó la necesidad de trabajar de manera colaborativa para garantizar el bienestar colectivo y la sostenibilidad ambiental.
Por su parte, Romel Velásquez, facilitador nacional, presentó un análisis detallado del ecosistema y propuso estrategias para fortalecer la conectividad ecológica. Bajo la metodología Aprender haciendo, los participantes formaron grupos de trabajo para identificar los objetos de conservación y las posibles amenazas. Con el apoyo de líderes y lideresas de la comunidad, se establecieron normas de conservación para las áreas adyacentes, incluyendo las zonas productivas.
El evento culminó con la lectura y firma del acta final, un documento que refleja los objetivos de conservación, las amenazas identificadas y los acuerdos adoptados. La firma colectiva simbolizó el consentimiento y compromiso de todos los presentes con la elaboración del plan de conservación comunitaria.
Este esfuerzo no solo es un testimonio del compromiso de la Comunidad Isla Espíritu Santo, con su entorno natural, sino también un ejemplo de cómo la colaboración entre comunidades, organizaciones y cooperación internacional puede generar un impacto significativo en la preservación del medio ambiente.
El programa Comunidades Vivas, impulsado por ACICAFOC y respaldado por la Cooperación Alemana a través de KfW, demuestra que la conservación ambiental no es solo una responsabilidad, sino una oportunidad para construir un futuro más sostenible y resiliente.


